Sexo para olvidar, ¿sirve para superar una ruptura?
Superar una ruptura sentimental suele ser un proceso muy traumático. Cada persona gestiona de forma diferente este dolor y, ante la necesidad de aliviarlo, es frecuente recurrir al sexo. Sin embargo, ¿es la mejor opción? ¿Ayuda a procesar mejor el duelo? Lo cierto es que no hay una respuesta clara y única para estas cuestiones. Diana Sánchez, psicóloga sanitaria yContinue reading "Sexo para olvidar, ¿sirve para superar una ruptura?"
Superar una ruptura sentimental suele ser un proceso muy traumático. Cada persona gestiona de forma diferente este dolor y, ante la necesidad de aliviarlo, es frecuente recurrir al sexo. Sin embargo, ¿es la mejor opción? ¿Ayuda a procesar mejor el duelo?
Lo cierto es que no hay una respuesta clara y única para estas cuestiones. Diana Sánchez, psicóloga sanitaria y sexóloga, apunta que depende de lo que se pretenda obtener con esta práctica. “Disfrutar del sexo en sí es o debería ser algo sano, pero si es para olvidar a otra persona no creo que sirva más que para ese mismo instante y los momentos posteriores. Solo es un tapón inmediato a la herida”, afirma la experta. Y es que el sexo es también bioquímica, pues provoca la liberación de ciertas hormonas, como la oxitocina, que nos hacen sentir bien.
En este sentido, Roberto Sanz, psicólogo y sexólogo en la Fundación Sexpol, compara esta situación con la de pasar tiempo con las amistades más cercanas: “Cuando una persona rompe con su pareja, salir con amigos sirve para olvidar durante un rato el proceso doloroso que atraviesa. Luego volverá a sentirse mal, pero es consciente de que puede estar bien y de que esa tristeza no es eterna”, ejemplifica.
Además, el también miembro del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid comenta que si la relación previa ha sido de largo recorrido, en la que se está acostumbrado a una rutina o a unas prácticas sexuales más limitadas, una vez roto ese vínculo amoroso, “la persona vuelve a encontrarse con la variabilidad y las novedades que ofrece el mundo, algo que puede ayudar en cierta manera a olvidar”.
Efecto rebote
Eso sí, como ya se ha comentado, la segregación de estos compuestos químicos “nos alegran” únicamente en lo que dura una relación sexual. No obstante, es frecuente que tras esta “felicidad temporal”, el individuo experimente un efecto rebote y se sienta aún más triste y vacío que antes. En este punto, es importante distinguir entre el amor y el sexo, conceptos entrelazados, pero diferentes. “El sexo es gratificación inmediata, pero después se vuelve a esa soledad o vacío propios de un abandono permanente”, explica Sánchez.
De hecho, la especialista va aún más allá y subraya que habrá personas que se sentirán culpables de haber mantenido relaciones sexuales bajo esa sensación de abandono. La razón principal de esta percepción es que “se dan cuenta de que no solo no han solucionado su problema, sino que esta conducta les puede producir rechazo hacia su propia persona. La sexualidad tiene muchas vertientes: es lúdica, pero también requiere de intimidad, afecto… Si no tenemos las cosas claras, actuar de forma impulsiva puede generar luego más culpa y tristeza”, detalla.
¿Qué hay detrás de esta necesidad?
Pueden ser varias las causas que lleven al sexo para olvidar, pero, de acuerdo con Sánchez, en ocasiones se puede recurrir a él para sentirse de nuevo valioso, una especie de autoafirmación del “sigo valiendo”. “En ocasiones hay cierta ‘venganza’, es decir, ganas de demostrar también a la otra persona que no está triste o deprimida tras la ruptura”, declara la psicóloga, quien hace referencia a diversos estudios para afirmar que hombres y mujeres no suelen manifestar este tipo de dolor de la misma manera. Así, expresa que “se ha visto que, de forma general, las mujeres tienden más al aislamiento, al recogimiento. En cambio, ellos se decantan más por una especie de hiperactividad conductual: salen más, hacen más deporte y tienen más sexo”. Al final, resume la experta, independientemente del sexo, son dos vías diferentes de lidiar con la pena y el enfado.
Por su parte, Sanz agrega que, como cortarse el pelo, tener sexo con alguien puede verse “como una forma de romper con el pasado, de poner punto y final a una situación para poder empezar de nuevo. En este sentido, se trataría de un elemento más bien simbólico”.
Asimismo, el hecho de mantener relaciones sexuales dependerá mucho de la persona. Sánchez manifiesta que aprender a gestionar las emociones difíciles (que no negativas, pues al final son también necesarias) es algo que se hace desde la infancia y a través de nuestros modelos. Por ello, “al final son muchas las motivaciones que llevan a actuar de esta manera”.
Recurrir a antiguas relaciones, ¿un error?
En el desesperado intento de olvidar a alguien lo más rápido posible, hay gente que opta por relaciones pasadas. De acuerdo con Sanz, este comportamiento se puede producir ante dos casos. El primero de ellos es por la facilidad: “En lugar de buscar a alguien nuevo, acudo a una persona más cercana”.
La otra circunstancia a la que alude el miembro del Colegio de Psicólogos de Madrid es que, al tratarse de una persona ya conocida, no solo se busca el sexo, sino también la parte afectiva. “Al final, una relación sexual no está desprendida del ‘yo’, pues en ella también se implican de alguna forma las emociones”, señala el sexólogo.
Acerca de si esta conducta es saludable, Sánchez responde que, al final, “conocerse y escucharse es muy importante. Por norma general, no hay ‘sustitutos’ y, por tanto, volver a una antigua relación no sería la solución. Hay que aprender a lidiar con los abandonos, que son parte de la vida, y asumirlos con calma”, concluye.
Con información de Cuidate Plus