Devoción viva: así se celebran los viacrucis populares en los barrios dominicanos
En sectores como Villa Juana, Capotillo, Los Alcarrizos y San Carlos, la Semana Santa se vive con un fervor particular. Allí, los viacrucis no son actos solemnes de templo, sino expresiones culturales...
En sectores como Villa Juana, Capotillo, Los Alcarrizos y San Carlos, la Semana Santa se vive con un fervor particular.
Allí, los viacrucis no son actos solemnes de templo, sino expresiones culturales que involucran a toda la comunidad. Jóvenes, adultos y niños recrean los pasos de Cristo con vestuarios, dramatizaciones y oración colectiva.
Las calles se convierten en escenarios de fe, donde se mezclan las tradiciones religiosas con la vida cotidiana.
En cada estación del viacrucis, se recuerdan también realidades sociales como la violencia, la pobreza o la migración, convirtiendo el acto en una reflexión profunda sobre la realidad nacional.
Las juntas de vecinos, parroquias y líderes comunitarios organizan estos eventos con semanas de anticipación. Los ensayos, las decoraciones y la logística se planifican con esmero, reforzando la unidad barrial.
Más allá del rito religioso, estos viacrucis populares son una muestra de resistencia cultural y espiritual. Son espacios donde la fe se expresa desde el pueblo, sin grandes presupuestos pero con una enorme carga simbólica.
La iglesia católica ha valorado estas iniciativas como ejemplo de una religiosidad viva, cercana a las necesidades de la gente y con un alto valor educativo y pastoral.
