Desayuno frugal, almuerzo cargado: la rutina alimentaria de los cardenales en el Cónclave
El miércoles 7 de mayo de 2025 quedará marcado en los anales de la historia. Y es que, a partir de las 16:30 horas, dará comienzo en la Ciudad del Vaticano el cónclave que decidirá el futuro más próxi...
El miércoles 7 de mayo de 2025 quedará marcado en los anales de la historia. Y es que, a partir de las 16:30 horas, dará comienzo en la Ciudad del Vaticano el cónclave que decidirá el futuro más próximo de la Iglesia Católica, el nombre de quien sucederá al recientemente fallecido Papa Francisco. Toda la atención del planeta estará puesta en la Capilla Sixtina, donde se desarrollan las votaciones que pueden prolongarse por varios días. Esta elección, que requiere un régimen de clausura extremo para los cardenales, está rodeada de misterio, curiosidades y anécdotas, un enigmático proceso que nos deja grandes y pequeñas preguntas.
Una de ellas tiene que ver con algo en realidad vital, un detalle en el que quizá no muchos han pensado. ¿De qué se alimentarán los cardenales durante estos días tan delicados? Está claro de qué lo han hecho en los días previos, las jornadas entre el funeral del pontificio y la celebración del cónclave. Como ya han mostrado muchos medios italianos, los italianos y visitantes han podido ver pululando algunas ‘boinas rojas’ por tabernas, cafeterías y heladerías, disfrutando de uno de los grandes atractivos de la ciudad que rodea al Vaticano: su rica gastronomía.
Pero, una vez se cierren las puertas de la Capilla Sixtina, todo cambiará. Los cardenales no podrán pasear por las calles romanas hasta que la fumata blanca humee sobre el cielo de la ciudad, un tiempo en el que se aislarán del mundo, sin teléfonos, acceso a Internet ni información alguna del mundo exterior. Durante el cónclave, los cardenales electores se alojan en la Casa Santa Marta, en el Vaticano, donde vivía el Papa Francisco. En sus cocinas se preparará un menú exclusivamente para ellos, llevado a cabo por chefs laicos que ya trabajaban en el Vaticano o provienen de instituciones confiables.
Aunque no se sabe a ciencia cierta qué llenará los platos de los cardenales en estas intensas jornadas, sí podemos hacernos una idea atendiendo a los menús que habitualmente se preparan en Santa Marta. Según el medio italiano Il Messaggero, por la mañana se ofrece un desayuno ligero con té o café, pan y mermelada. El almuerzo será completo (primer plato, segundo plato, guarnición y fruta) mientras que las cenas será más escuetas.
En cuanto a las recetas que se ofrecen, no son demasiado elaboradas: arroces, pastas con salsas sencillas, carnes blancas, pescados al horno, verduras a la parrilla, ensaladas y fruta de temporada. En la mesa habrá agua y vino, aunque no se esperan bebidas espirituosas. Además, se ofrece pan fresco todos los días, y en ocasiones especiales, como los domingos, se les permitiría a los cardenales recibir un simple postre como una tarta o un budín.
Santa Marta, preparada para la máxima clausura
El régimen de clausura de los 135 cardenales llamados a Roma para votar comienza el 7 de mayo a las 16:30 horas, cuando tendrá lugar la entrada a la Capilla Sixtina. Inicia así un periodo de reflexión y debate, sin teléfonos ni ningún otro contacto con el exterior.
Estas condiciones deberán ser respetadas no solo por los cardenales electores, sino también por cualquier persona que entre en contacto con ellos, desde las personas que prepararán las comidas hasta los que harán la limpieza, pasando por los conductores que transportarán a los cardenales desde la residencia hasta el Palacio Apostólico para regresar a la Capilla Sixtina cada día.
Para garantizar el aislamiento total y efectivo de los cardenales electores del resto del mundo, se han instalado disruptores de frecuencia que impiden que los teléfonos móviles reciban o hagan llamadas. Además, en las ventanas se han montado películas láser especiales anti-drones y anti-espías. Al tratarse de una estructura de grandes dimensiones, para evitar intrusiones también se han instalado en Santa Marta tabiques y puertas temporales para evitar posibles ‘agujeros’ por donde colarse.