Una figura controvertida, firme y de fuerte presencia en la vida nacional
El general Juan Bautista Rojas Tabar no solo fue un alto mando militar. También fue una figura que marcó posición en momentos políticos complejos, y cuya carrera estuvo definida tanto por su lealtad i...
El general Juan Bautista Rojas Tabar no solo fue un alto mando militar. También fue una figura que marcó posición en momentos políticos complejos, y cuya carrera estuvo definida tanto por su lealtad institucional como por su capacidad de disentir, incluso frente al poder político.
Aunque su paso como secretario de Estado de las Fuerzas Armadas fue breve, su impacto fue profundo. En 1996, durante el inicio del primer gobierno de Leonel Fernández, Rojas Tabar asumió el cargo con un estilo directo y sin rodeos, pero su visión no siempre coincidió con la línea del Ejecutivo, lo que derivó en su salida apenas dos meses después de su nombramiento.
Antes y después de ese episodio, se mantuvo como un referente dentro del estamento militar, siendo consultado y escuchado por distintos sectores, tanto en gobiernos como en momentos de tensión institucional. Sus declaraciones públicas solían tener eco en la opinión pública, ya que hablaba con la autoridad de quien conocía de cerca los engranajes del poder.
Legado y despedida con honores
Durante la ceremonia fúnebre, compañeros de armas y allegados destacaron su sentido de disciplina, honestidad y compromiso con la nación. En varios discursos improvisados junto a la tumba, se recordó su rol como militar de transición en tiempos difíciles, así como su firme defensa de la soberanía y del respeto a la Constitución.
El sepelio incluyó los honores militares correspondientes a su rango, con salvas de fusil y escolta oficial, marcando el fin de una trayectoria que cruzó los límites entre lo castrense y lo político, pero siempre desde la perspectiva de un servidor público que actuó bajo sus propias convicciones.
Rojas Tabar deja un legado complejo pero innegablemente influyente en la historia institucional del país. Su nombre quedará inscrito entre los protagonistas de una era en la que la estabilidad democrática y militar aún se estaba consolidando.
