Sexo anal: práctica, tabúes, riesgos y claves para la seguridad
El sexo anal es una de las prácticas sexuales más antiguas y, al mismo tiempo, más rodeadas de mitos y tabúes. Consiste en la penetración del ano, ya sea con el pene o con juguetes diseñados para esta...
El sexo anal es una de las prácticas sexuales más antiguas y, al mismo tiempo, más rodeadas de mitos y tabúes. Consiste en la penetración del ano, ya sea con el pene o con juguetes diseñados para esta zona. Aunque durante siglos fue condenado por motivos religiosos, culturales e incluso legales —en algunos estados de EE.UU. llegó a estar prohibido hasta 2007—, en la actualidad cada vez más personas lo incorporan a su vida íntima.
Según estudios recientes, entre un 15% y 45% de parejas heterosexuales jóvenes han experimentado la penetración anal, mientras que en la comunidad homosexual el porcentaje es mayor: hasta un 85% de hombres lo ha practicado alguna vez. La curiosidad, el deseo de experimentar y la búsqueda de nuevas sensaciones son las principales razones para probarlo. Sin embargo, alrededor del 75% de los españoles lo sigue considerando un tema tabú.
Entre el placer y el tabú
La psicóloga y sexóloga Silvia Pastells explica que el potencial erótico del área anal se debe a la gran cantidad de terminaciones nerviosas que tiene esta zona, muy conectadas a los órganos sexuales y músculos pélvicos. En los hombres, la estimulación anal puede incluso activar la próstata, provocando orgasmos más intensos.
Sin embargo, la experiencia no siempre resulta satisfactoria. Estudios revelan que un 65% de hombres consideran positivo su primer contacto con esta práctica, frente a solo un 36% de mujeres, muchas de ellas por miedo al dolor o incomodidad. La clave, según especialistas, está en la comunicación en pareja y la progresividad.
Riesgos y precauciones
El sexo anal requiere más cuidados que otras prácticas sexuales. Al no haber lubricación natural, el uso de lubricantes adecuados es imprescindible para evitar desgarros o lesiones. También se recomienda siempre el uso de preservativo, ya que la mucosa rectal es más frágil y susceptible a infecciones de transmisión sexual como VIH, sífilis o hepatitis.
Entre los riesgos más comunes se encuentran:
Lesiones o pequeñas hemorragias por falta de lubricación.
Infecciones por mala higiene o ausencia de protección.
Propagación de enfermedades de transmisión sexual.
Retención accidental de objetos no diseñados para la práctica anal.
Cómo hacerlo seguro
Especialistas recomiendan que la estimulación de la zona sea gradual y consensuada, iniciando con caricias externas y, de ser el caso, con juguetes fabricados específicamente para este uso. Hablar con la pareja, establecer límites y garantizar confianza son pasos esenciales para que la experiencia sea positiva.
Hoy en día, el mercado ofrece una gran variedad de productos diseñados para el sexo anal: preservativos especiales, lubricantes, dilatadores, masajeadores prostáticos y vibradores, lo que facilita explorar la práctica de forma segura.
Un tema en evolución
Aunque aún existe estigma y resistencia cultural, el sexo anal se consolida como una práctica presente en la vida sexual de muchas parejas. La clave, según los expertos, es la información, la comunicación en pareja y, sobre todo, la seguridad.