El humilde huevo demuestra que no hay dieta completa sin él
Córdoba.– En tiempos donde las modas alimenticias van y vienen, el huevo sigue firme en la mesa y en el debate. Cada segundo viernes de octubre, el mundo celebra su día para recordar que este pequeño ...
Córdoba.– En tiempos donde las modas alimenticias van y vienen, el huevo sigue firme en la mesa y en el debate. Cada segundo viernes de octubre, el mundo celebra su día para recordar que este pequeño alimento, tan cotidiano como poderoso, sigue siendo una de las fuentes de nutrición más completas y sostenibles que existen.
Instaurado en 1996 en Viena por la Comisión Internacional del Huevo (International Egg Commission), el Día Mundial del Huevo busca resaltar su aporte a la salud, su versatilidad en la cocina y su valor dentro de la economía alimentaria global.
Un alimento completo y sin rival
Lejos de su imagen humilde, el huevo es una bomba nutricional equilibrada: contiene proteínas de alta calidad, vitaminas del grupo B, minerales esenciales como hierro y fósforo, y antioxidantes como luteína y zeaxantina, que ayudan a la visión y la salud celular.
Además, su bajo costo y reducido impacto ambiental lo colocan como una de las fuentes de proteína animal más sostenibles. Por eso, nutricionistas lo consideran un alimento clave en cualquier dieta equilibrada, ya que aporta energía, fortalece el sistema inmunológico y favorece la saciedad.
Producción local con sello andaluz
En Andalucía, el sector avícola de puesta es un pilar fundamental del campo regional. En Córdoba, varias granjas locales se dedican a la producción de huevos frescos y camperos, criados bajo estándares de calidad cada vez más exigentes.
Entre las más reconocidas destacan Granja Ahuevo en Castro del Río y Granja Campero Vega de la Breña en Fuente Palmera, ambas comprometidas con la producción responsable y la preservación de razas ponedoras como la Isa Brown, muy valorada por los consumidores.
El huevo en la tradición cordobesa
En la cocina cordobesa, el huevo no solo es un ingrediente: es una tradición. Desde los clásicos huevos fritos con patatas hasta el revuelto campero o el revoltillo de Baena, este alimento ha estado siempre en el corazón de las recetas familiares.
