En una entrevista concedida a El Nuevo Diario Podcast, Martínez explicó que este nuevo hallazgo fue posible gracias a la colaboración con el afamado oceanógrafo Richard Ballard, reconocido mundialmente por descubrir los restos del Titanic. Según detalló, la ruta tierra-mar descubierta es totalmente virgen, sin rastros de embarcaciones ni huellas humanas previas, y conduce a un templo sumergido que promete revelar secretos jamás imaginados.
“Lo que viene puede ser aún más grande de todo lo que ya hemos logrado”, expresó con visible emoción la arqueóloga dominicana, quien asegura que el potencial científico de esta nueva etapa de investigación es extraordinario. Las expectativas se centran ahora en una posible conexión directa con los rituales funerarios reales del período ptolemaico.
Martínez también destacó que muchas de las piezas descubiertas por su equipo han sido exhibidas en prestigiosas muestras itinerantes de National Geographic, recorriendo distintas partes del mundo y colocando a la República Dominicana en el mapa de las grandes expediciones arqueológicas internacionales.
“Soy la primera arqueóloga de Latinoamérica a la que Egipto le ha otorgado una licencia oficial. Eso no había ocurrido nunca. Con estos hallazgos hemos elevado el nombre de nuestro país al nivel de las grandes civilizaciones y misiones científicas del mundo”, afirmó con orgullo.
La búsqueda de la tumba de Cleopatra, uno de los mayores misterios de la historia, sigue abierta. Sin embargo, con cada descubrimiento, la dominicana Kathleen Martínez acerca a la humanidad un paso más hacia uno de los secretos mejor guardados del Antiguo Egipto.