Al cabo de un año, las pruebas cognitivas revelaron que ninguno de los grupos había empeorado, dijo la investigadora principal Laura Baker, neuróloga de la Facultad de Medicina Wake Forest. Los escaneos de cerebro no mostraron el encogimiento que acompaña los problemas de memoria agravados.
En comparación, enfermos de deterioro cognitivo leve en otro estudio de salud mental a largo plazo, pero sin ejercicios, experimentaron un deterioro cognitivo significativo al cabo de un año.
Estos resultados iniciales son sorprendentes, y el Instituto Nacional del Envejecimiento advirtió que las pruebas hubieran sido más contundentes si se hubiera estudiado a los que no hacían ejercicio en la misma prueba.
Pero los resultados indican que “esto es factible para todos”, no solo los mayores lo suficientemente sanos como para provocar un sudor abundante, dijo Baker, quien presentó los datos el martes en la Conferencia Internacional de la Asociación de Alzhéimer. “El ejercicio debe formar parte de la estrategia preventiva” de los mayores en situación de riesgo.