Huracán Ian deja “una catástrofe” para el vital tabaco cubano
#Internacional / Una catástrofe, "asegura Maritza Carpio frente a las ruinas de la casa de tabaco de su finca en Vuelta Abajo, la tierra del mejor tabaco en Cuba y pilar de una industria vital para el...
Santo Domingo.- Una catástrofe", asegura Maritza Carpio frente a las ruinas de la casa de tabaco de su finca en Vuelta Abajo, la tierra del mejor tabaco en Cuba y pilar de una industria vital para el país, convertida en un amasijo de troncos, horcones y tejas tras el paso del devastador huracán Ian.En Vuelta Abajo, región que forma un triángulo entre los municipios de San Luis, San Juan y Martínez y Pinar del Río (capital de la homónima provincia) se pueden contar con los dedos de una mano las casas de tabaco que soportaron los vientos de más de 200 km/h de Ian."Una catástrofe de esta envergadura nunca la habíamos tenido", declara a la AFP Carpio, que tiene su finca en San Luis, 175 km al oeste de La Habana.La tabaquera añade que el huracán dejó "una situación extremadamente difícil para todos los campesinos", porque "en este momento (...) de crisis" económica "no sabemos cómo se puede enfrentar esto".Además de echar abajo las casas de tabaco, construcciones rústicas de madera, imprescindibles para que el secado de las hojas de la planta se beneficie del sol, el aire y la humedad, las lluvias y los vientos de Ian erosionaron campos de cultivo que estaban siendo preparados para la campaña de siembra que comienza en octubre."Esto es algo que le da un golpe, que frena el desarrollo de la campaña de siembra" ya que las tierras ya estaban aradas a la espera de la plantación, dice el tabaquero Sergio Luis Martínez (59), que también perdió su casa de tabaco en Pinar del Río.El huracán cruzó el martes Pinar del Río durante unas seis horas, tiempo en el que dejó dos muertos, un apagón generalizado y grandes daños en viviendas y redes eléctricas. Más de 50.000 personas fueron evacuadas de la provincia.Asimismo, destruyó total o parcialmente centros de clasificación de tabaco, almacenes y oficinas de la empresa Tabacuba, que compra a los productores privados el 95% de sus cosechas.En pocas horas, Ian arruinó décadas de trabajo. En la propiedad de Carpio sacó de raíz árboles de guayaba, mamey y aguacate, quebró algunos de maderas preciosas y destrozó una plantación de plátano en crecimiento.Aquí "antes se respiraba un aire ecológico, pudiéramos decir que lindo, y ahora es todo feo", explica la mujer, que da albergue a su vecina Caridad Álvarez (59), una obrera agrícola que perdió su casa.Al impacto económico de las familias, se suma el golpe sentimental. "Era una casa de tabaco antigua, de maderas duras, hecha por mi abuelo, reparada por mi padre, que murió en abril con 93 años", comenta Carpio.