Skip to content
Salud

¿Tiene sentido tomar suplementos si no los necesitas?

Los suplementos nutricionales se ha convertido en una práctica habitual, promovida tanto por la industria del bienestar como por redes sociales, coaches, influencers y hasta colegas. Las promesas de m...

Redacción • April 24, 2025 10:57 am
compartir en:
Post thumbnail

Los suplementos nutricionales se ha convertido en una práctica habitual, promovida tanto por la industria del bienestar como por redes sociales, coaches, influencers y hasta colegas. Las promesas de más energía, mejor rendimiento, equilibrio hormonal o "desinflamación" abundan.

Sin embargo, desde una perspectiva médica y científica, la suplementación solo tiene verdadero sentido cuando responde a un objetivo clínico claro: corregir una deficiencia demostrada o generar una mejoría funcional y medible.

Suplementar "por si acaso", "porque está de moda" o "porque lo toma alguien más" no solo carece de justificación científica, sino que puede traer riesgos.

El uso prolongado e indiscriminado de ciertos micronutrientes puede interferir con la absorción de otros, generar toxicidades, alterar parámetros bioquímicos, o incluso inducir efectos adversos sutiles, pero clínicamente relevantes. No todo lo natural es inocuo y no todo lo suplementado es necesario.

Cuándo suplementar

Existen, por supuesto, contextos donde suplementar es esencial. La corrección de deficiencias como vitamina D, B12, hierro o magnesio está más que justificada cuando hay alteraciones documentadas en laboratorio, síntomas compatibles o factores de riesgo elevados.

En estos casos, la suplementación actúa como un tratamiento médico: con indicación, dosis, duración y evaluación.Te puede interesa

También puede justificarse el uso de ciertos suplementos para provocar una respuesta funcional. Tal es el caso de la creatina en contextos de sarcopenia o rendimiento físico evaluado, el omega-3 o icosapentanoato de etilo en hipertrigliceridemia, o probióticos específicos en síndrome de intestino irritable.

La clave está en que su uso produce una mejoría clínica medible, no solo percibida.

El problema comienza cuando se crean rutinas de suplementación con 5, 10 o más productos sin haber evaluado el estado nutricional de base ni la funcionalidad del paciente.

Este fenómeno del "stack" donde se acumulan antioxidantes, adaptógenos, nootrópicos y vitaminas sin distinción refleja más una tendencia de consumo que una intervención terapéutica. Además, genera un efecto de "inmunidad pasiva": la falsa sensación de estar haciendo algo bueno por el cuerpo simplemente por ingerir cápsulas todos los días.

La nutrición personalizada y basada en evidencia busca intervenir con precisión, no con exceso. Por eso, suplementar debe ser una decisión fundamentada: ¿qué voy a corregir?, ¿qué espero mejorar?, ¿cómo lo voy a medir?, ¿por cuánto tiempo?, ¿con qué evidencia respaldo esa elección?

En resumen, suplementar por tomar no tiene sentido. El objetivo no es llenar la despensa de frascos, sino mejorar parámetros clínicos reales, aliviar síntomas, optimizar funciones o prevenir progresión de enfermedades cuando existe justificación médica. Todo lo demás es consumo sin criterio. Y en medicina, lo innecesario es, por definición, un riesgo.

Fuente: Erika Pérez Lara